"Varguitas"


La lucha diaria por conseguir el mejor suceso, la matanza más sangrienta, el hecho más escabroso, es la tarea de muchos periodistas para escribir aquella noticia que ocupe la portada de periódicos sensacionalistas. El fotografiar con humor, cinismo y miseria la vida de las personas en en redacciones periodísticas juega un papel decisivo en la vida de los cronistas en cuanto a la dignidad misma como seres humanos y al deseo de ser reconocidos como unos grandes reporteros.
El periodista de criminología, tiene muchas veces que abordar a las víctimas, familiares o seres cercanos de un trágico acontecimiento, para indagar información necesaria y poder realizar “bien su trabajo”; todo esto aprendió a la fuerza Alfonso Fernández, alias “Varguitas” como lo llamaba Faúndez su maestro de prácticas en el diario “El Clamor”, en Lima- Perú…



La relación entre el experto y el becario, los embrollos del mundo profesional, la realidad del periodismo en Latinoamérica, la metamorfosis de jóvenes pre-profesionales llenos de ética utópica, son el escenario y la esencia de la película: “Tinta Roja” de Francisco José Lombarda, basada en la novela de Alberto Fuguet, de la cual me referiré por las enseñanzas destacadas de la misma.
Como futura comunicadora social, estoy consciente que una vez que egrese de la Universidad, me encontraré sin duda alguna, en una situación especial:” Ay por qué elegí esta carrera, y me metí en esto”. Porque habrá el momento de lanzarme y enfrentarme por primera vez al ejercicio de mi profesión, teniendo que afrontar situaciones que de primer plano he de rechazar.
Momentos difíciles que pueden exigir que haga cosas que no desee, asuntos que vayan en contra de mi código moral y principios, pero nuevamente me pregunto:¿Llegaré a ser periodista?, por eso no descarto la idea de aprender cosas negativas que resulten en una moraleja eficaz para la profesión y la vida misma.
No compartiría, ni aceptaría que mis futuros colegas quieran convertirse en hipócritas, al dejarse llevar por la ideología que domina el medio en el que estén trabajando, siendo esta diferente y hasta contraria de la que profesan ser; porque aparecerá una serie de encontrones hasta “encarnarnos” en algo que no nos compete, lo que desencadenaría un mal sabor por la carrera, antes que por la necesidad de trabajar.
Es una lástima lo que sucedió con Fernández, hasta que reflexionó que lo mejor para él, era renunciar al diario que lo estaba matando. Definitivamente no nos volvamos unos “Varguitas” por favor.

1 comentarios:

Rafael Caldas Calle dijo...

la vida periodística es dura, es inclemente y malagradecida. Es una droga, es un sueño que se plasma. Si eres de aquellos que soñamos y no dormimos por pensar en que algún dia estaremos ahí y seremos periodistas creibles y sobre todo humanos, la realidad de vargas esta lejos de tu realidad. Nunca debemos dejar de soñar y si ser periodista es un sueño de vida, lo único que queda es luchar por el.